25 de noviembre de 2008

25 de noviembre de 2008. Ésa es la fecha de hoy, día en que se cumplen 49 años del asesinato a palos de 3 de las 4 hermanas Mirabal, quienes luchaban en su República Dominicana por derrocar al dictador Trujillo, quien caería poco después de acabar con las vidas de estas valientes mujeres, tras haber permanecido décadas en el Poder; manipulando, comprando, aniquilando y aprovechando las consciencias y los cuerpos de la gente. Trujillo era, en efecto, peculiar, porque además de cometer los más grandes horrores, en que incurren la generalidad de los gobiernos totalitarios y fácticos, tenía fama de seducir a muchachitas mucho más jóvenes que él, usarlas por un tiempo, y luego abandonarlas. Imagínese usted cómo era para una niña de la época, latinoamericana, criada en la cultura patriarcalista más tradicional, en que el hombre, el adulto y el Estado son El poder, ser tentada con los regalos de quien no aceptaba una negativa por respuesta. Y no porque fuera un orador excepcional, sino que porque era un tirano excepcional que no hubiera dudado en mandar a destripar a la familia de la jovencita que mantuviera las piernas cerradas, dejándola a ella viva, para prolongar su agónica culpa. Sin embargo, una bella joven, hija de una acaudalada familia campesina, se atrevió a mirarlo a la cara durante cierto baile de gobierno al que el tirano ordenó convidarla. Corrían los años ´40 y dicha sabia mujer, de nombre MInerva, enfrentó sin dudar a Trujillo, porque con ella no iban a hacer nada sin contar con su libre consentimiento. Eso ocurrió al compás de la música. Luego, tras la cena, Minerva desafió a Rafael Leonidas con la idea que había tenido desde nena: entrar a la Universidad, espacio hasta entonces reservado a los hombres, para convertirse en abogada. Y lo logró. Sin embargo, tras largos años de estudio y sacrificio, cuando subió al podio a recibir su diploma, Trujillo mandó a que no se lo entregaran. Y así fue. Lo que no hizo más que aumentar el coraje de la resistencia que ella y sus hermanas organizaban contra el Gobierno. La mayor Patria y la menor Mate -de María Teresa-, junto a Minerva, eran las que volvían esa tarde de fines de 1959 en un coche luego de visitar a sus compañeros en la cárcel, presos políticos, llenas de esperanza, porque pese al encierro, la pobreza, las pérdidas de todo tipo y humillaciones experimentadas en carne propia, el responsable se veía caer. Y tenían razón. Pero un grupo de hombres armados con palos detuvo el coche a mitad de camino, impidiéndoles ver aquello por lo que habían dejado a un lado todo. Las sobreviviría una cuarta hermana, quien se encargaría de contar la historia para la posteridad, aunque principalmente, de hacer las veces de madre para los hijos de las tan brutalmente asesinadas por encubiertos agentes de Estado.

Las apodaban «las mariposas». Y es por eso que la gente coreaba en susurros la consigna «larga vida a las mariposas»,  que se mantiene hasta hoy como homenaje y emblema.

Sin embargo, nunca he logrado entender por qué han llamado este día «Contra la Violencia hacia la Mujer». Está bien. Las Mirabal eran de sexo femenino y además fueron violentadas en diversos aspectos. Pero resulta obvio que las golpizas e insultos de los que han sido, son y seguirán siendo víctimas millones de mujeres en el mundo, generalmente en manos de sus compañeros, a causa de un pensamiento arraigado profundamente en la dominación de la mujer en manos del hombre sencillamente porque es físicamente más fuerte, trayendo consigo una larga trayectoria cultural y consecuencias abominables, que se manifiesta en diversos aspectos, es radicalmente distinta del modo en que se violentó a las Mariposas. Ello fue a causa del poder público, político, porque desestabilizan con acciones de diversa naturaleza a un régimen que abusaba del pueblo. Es decir, ellas tuvieron la historia en sus manos, y vistas en la encrucijada social que implica hacerse el indiferente o responsabilizarse, optaron por lo segundo. Ello las hace heroínas. No que después hayan muerto de la forma que fuere, a mi juicio. Además, creo que pudieron haber sido hombres y serían también héroes. Igual hubieran dejado muchas cosas por combatir al tirano e igual hubieran injustamente muerto. Mas me parece que he ahí la diferencia radical: que en una sociedad machista, en que se estilaba que la mujer estuviera relegada a la cocina, a la casa en general y al cuidado de los hijos, mientras el marido era el jefe y príncipe del hogar, por muy revolucionario que llegara a ser alguien, como las Mirabal y sus compañeros, eso iba a venir como un proceso reactivo al hecho de una educación y crianza inspiradas en la desigualdad de género. Ergo, se esperaba que el hombre tomara las armas y saliera del hogar a liberar la patria. Mientras la mujer le cuidaba a los nenes en el hogar y olía noche a noche su almohada vacía con los ojos nublados de llanto. Lo que es aún más meritorio en el caso de las Mirabal y sus compañeros, fue que ellas ya tenían el germen de lucha (llámese sensibilidad social) en las venas por sus distintas vivencias (no soy tan ingenua ni panfletaria como para creer que nacieron con un don o algo) y con los hombres que eligieron como compañeros ello adquirió más fuerza, estrategia, organización, sentimientos involucrados, etc. Pero eran ellas las protagonistas y conductoras de sus caminos guiadas por lo que su alto sentido de justicia las llamaba a hacer. Lucharon con tenacidad y valentía todos, como seres humanos, pero insisto en que debemos distinguir lo revolucionario para la sociedad de la época: que lo femenino ocupe espacios tradicionalmente reservados a lo masculino, produciéndose incluso una alternancia de roles. De ello derivaron un sinnúmero de consecuencias prácticas: la mujer, acostumbrada a ir a misa, pudo conquistar con su causa los corazones de muchas fieles que no hubieran tenido punto de contacto con un guerrillero común e implantar esos valores en sus propios hogares.

Por eso, insisto, hay que darle larga vida a las mariposas para que crezca en nosotros la capacidad de soñar las batallas del hoy.

Etiquetas:

Deja un comentario